Víctor Jara: El mundo gira y crea porque existe el amor

Exposición por el natalicio de Víctor Jara (28 septiembre 1932 – 16 septiembre 1973)

La vida y obra de Víctor Jara, sus valores humanos, sociales, políticos y sus aportes al patrimonio cultural chileno y latinoamericano están presentes en la actualidad, irrumpiendo en los procesos sociales, en causas medioambientales, en la intimidad del hogar, en las actividades de las organizaciones sociales y en voces invisibles de la sociedad. 

Hoy a 90 años de su nacimiento, nos hacemos la pregunta…¿Qué hay en la figura y obra de Víctor Jara que lo vuelven, inevitablemente, un referente político y artístico? 

La respuesta no es sencilla, y las posibilidades son múltiples, un niño que creció en el campo y llegó a vivir a una población del sector poniente de Santiago, que al igual que otros niños y niñas aprendió la dureza de la vida tempranamente. Un joven, a quien el arte (el canto y el teatro) se le presentó como una oportunidad hecha vocación, un lenguaje y una herramienta de comunicación. Sabemos que mediante su experiencia de vida y su militancia política fue construyendo una forma de entender y enfrentar la música y el teatro convirtiéndose en un trabajador de la cultura incansable, con una capacidad de traducir vivencias personales y colectivas en canciones que hasta el día de hoy representan demandas de diversas generaciones. 

Esta exposición que presentamos para conmemorar su natalicio, tiene su origen en la declaración que dio sobre el amor, durante su presentación en julio de 1973 en la televisión peruana y en una de las respuestas que dio Víctor Jara en una entrevista de la Revista Ritmo en septiembre de 1973. Texto que apareció después del golpe cívico militar, bajo el título “Los folcloristas hablan de los valores patrios”.

Los invitamos a recorrer un viaje que se organiza en 9 hitos sobre la vida, obra y pensamiento de Víctor Jara, los cuales nos permiten aproximarnos a sus vivencias y posturas frente al arte y la sociedad; a través de imágenes y citas de Víctor, en las distintas etapas de su vida, desde su niñez a su etapa consagrada, reflejando su logros como actor, director de teatro, folclorista, cantante, padre de familia y activista social.

Víctor fue un hombre de su tiempo y lugar, integró un movimiento político y cultural, en el cual, como muchos otros y otras, sentía el llamado a transformar la realidad en que viven miles de chilenos y chilenas, asumiendo las artes y la cultura desde una identidad y perspectiva latinoamericana, desde un pensamiento político. 

Archivo Víctor Jara conmemora 90 años de su natalicio

Santiago – Concepción, 2022

Reseña Biográfica de Víctor Jara Martínez

Nació el 28 de septiembre de 1932. Hijo de Manuel Jara, inquilino, y Amanda Martínez, cantora. Víctor fue el penúltimo de 6 hermanos.

1934 a 1940: Pasó su infancia en los campos de Lonquén, actual Provincia de Talagante.

1941 a 1950: Vivió su niñez y adolescencia en la población Los Nogales, actual comuna de Estación Central. En esa época ya no contaban con el apoyo de Manuel, su padre. Víctor realizó su enseñanza primaria en el Liceo Ruiz Tagle, después ingresó a un instituto comercial a estudiar contabilidad. En 1950 muere su madre Amanda, Víctor abandona los estudios de contablidad y comenzó a trabajar en carpintería, vivió con la familia Morgado en Los Nogales.

1950: A los 18 años ingresó al Seminario Redentorista de San Bernardo, permaneciendo casi un año y medio.

1952: Realizó el Servicio Militar hasta el año 1953.

1953: Ingresó al Coro de la Universidad de Chile, donde participó en la obra “Carmina Burana” de Carl Orff y ballet de Ernst Uthoff.

1955: Ingresó a la Compañía de mimos de Enrique Noisvander.

1956: A los 23 años comenzó a estudiar teatro en la Escuela de Teatro Experimental de la Universidad de Chile.

1957: Recibió de regalo su primera guitarra. Desde ese año se hizo parte activa de la revaloración de la música folclórica. Conoció a Margot Loyola, Violeta Parra, Ángel e Isabel Parra, Gabriela Pizarro, Héctor Pavez y a integrantes del Conjunto Cuncumén. Grabó la canción “Se me ha escapado un suspiro” en el long play del Conjunto Cuncumén.

1958: Pasó a ser integrante oficial del conjunto folclórico de canto y danza Cuncumén.

1959: Dirigió la obra “Parecido a la felicidad” de Alejandro Sieveking, realizando posteriormente, una gira por Argentina, Uruguay, Venezuela y Cuba.

1960: Se graduó como actor y continuó estudios de dirección teatral. Inició su relación de pareja con la bailarina Joan Turner y, junto a su hija Manuela Bunster, formaron una familia.
Trabajó como asistente de dirección de Pedro de la Barra en el montaje “La viuda de Apablaza” de Germán Luco Cruchaga. Posteriormente dirigió “La mandrágora” de Maquiavelo.

1961: En calidad de director artístico del Conjunto Cuncumén, participó en una gira por Holanda, Francia, Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia, Rumania y Bulgaria. Compuso “Paloma quiero contarte”, canción que marcó el inicio de su trabajo de creación musical y poética.

1962: Dirigió “Ánimas de día claro” de Alejandro Sieveking, con la compañía de teatro del ITUCH (Instituto del Teatro de la Universidad de Chile).
Grabó “Paloma quiero contarte”, “Canción del Minero” y la tonada “Acurrucadita te estoy mirando”, contenidas en el long play “Geografía Musical de Chile: Norte, Sur y Austral” del Conjunto Cuncumén, para el sello EMI-Odeón.

1963: Formó parte de los directores estables del ITUCH. Dirigió las obras “Los invasores” de Egon Wolff, “Dúo” de Raúl Ruiz y “Parecido a la felicidad” de Alejandro Sieveking, para el Canal 9 de televisión. Trabajó como asistente de dirección de Atahualpa del Cioppo en el montaje de “El círculo de tiza caucasiano” de Bertolt Brecht.

1963 a 1969: Fue director de la Academia de Folclor de la Casa de la Cultura de Ñuñoa.

1964: Volvió a montar “Ánimas de día Claro”.
Nació su hija Amanda Jara Turner. Un año después se casó con Joan Turner.

1963 a 1969: Trabajó como profesor de actuación en el ITUCH.

1965: A los 33 años dirigió la obra y compuso la música para “La remolienda” de Alejandro Sieveking.
Recibió el premio “Laurel de Oro”, como director el año por el montaje de “La remolienda” y “La maña”.

Recibió el premio de la Crítica del Círculo de Periodistas a la mejor dirección del año por el montaje “La maña” de Ann Jellicoe.

1965 a 1970: Se presentó como solista en la Peña de los Parra.

1966: Dirigió “La casa vieja” de Abelardo Estorino para el ITUCH. Trabajó como asistente de dirección de William Oliver en “Marat Sade” de Peter Weiss. Grabó su primer long play como compositor y cantante, editado por el sello Arena con el título, “Víctor Jara”.

1966 a 1969: Trabajó como director artístico de Quilapayún.

1967: Volvió a montar “La remolienda” y “La viuda de Apablaza” para el ITUCH.

Editó con el sello EMI-Odeón su segundo long play “Víctor Jara”.

1968: Editó junto con Quilapayún el long play “Canciones folklóricas de América” para el sello EMI-Odeón. Obtiene una beca del British Council para conocer el desarrollo de la escena teatral de Londres.

1969: Dirigió la obra “Viet-Rock” de Megan Terry, para el ITUCH.
Dirigió “Antígona” de Sófocles para la compañía de Teatro de la Universidad Católica. Participó como profesor invitado en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica.

1969: A los 36 años recibió el primer premio en el “1er. Festival de la Nueva Canción Chilena” con la canción “Plegaria a un labrador”. Viajó a Helsinki, Finlandia, invitado como compositor y cantante al “Encuentro Internacional de Jóvenes por Vietnam”. Editó con el sello DICAP el long play “Pongo en tus manos abiertas…”

1970: Fue invitado a la Convención Internacional de Teatro en Berlín.
Participó en el Primer Congreso de Teatro Latinoamericano de Buenos Aires.
Realizó recitales por todo el país, en el contexto de la campaña electoral de la Unidad Popular.
El sello EMI-Odeón editó el long play “Canto libre”.
Investigó y desarrolló el uso de instrumentos indígenas latinoamericanos en sus composiciones musicales.

1971: Trabajó intensamente con el músico Celso Garrido Lecca, componiendo la música del ballet “Los siete estados” del coreógrafo Patricio Bunster, para el Ballet Nacional Chileno.
Ingresó junto con Isabel Parra e Inti-Illimani a la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado (actual USACH).

Compuso “Charagua”, música solicitada para la continuidad del Canal Nacional de la Televisión Chilena, interpretada por Inti-Illimani.
Realizó giras por universidades, sindicatos, fábricas y minas a lo largo de todo Chile. Fue nombrado embajador cultural del gobierno de la Unidad Popular.

Realizó una gira de recitales y programas de televisión por México, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Perú y Argentina.
El sello DICAP editó el long play “El derecho de vivir en paz”.
Obtuvo el premio “Laurel de Oro” como el mejor compositor del año.

1972: Investigó y recopiló testimonios en la población Herminda de La Victoria, para el long play “La Población” que editó el sello DICAP.
Realizó una gira musical por Cuba. Fue invitado al Congreso de Música Latinoamericana organizado por la Casa de las Américas de la Habana.

Participó en los trabajos voluntarios organizados para hacer frente al “paro de camioneros” de octubre de 1972.
Fue invitado por la Confederación Campesina Ranquil para crear una obra musical inspirada en la rebelión de los campesinos, ocurrida en 1932.

Dirigió el homenaje a Pablo Neruda en el Estadio Nacional, por la obtención del Premio Nobel de Literatura.

1973: Participó en la campaña electoral parlamentaria, realizando conciertos a favor de las candidaturas de la Unidad Popular.
Dirigió y participó como cantante en un ciclo de programas de televisión en contra de la guerra civil y del fascismo, acogiendo el llamado hecho por Pablo Neruda. Realizó una gira de conciertos en Perú, patrocinados por el Instituto Nacional de Cultura de Lima.

Realizó recitales en canales de televisión de Chile, Argentina, Perú, Venezuela y México.
Trabajó en las últimas composiciones para dos long play que no alcanzaron a editarse.

Grabó el long play “Canto por travesura”, recopilación del folclor picaresco de Chile. El trabajo fue editado, pero no alcanzó a salir a la venta.

1973: Fue asesinado a los 40 años, acribillado por militares el 16 de septiembre en el Estadio Chile, días de después del golpe cívico militar.

Causa judicial por el asesinato de Víctor Jara Martínez

El 12 de septiembre de 1978, Joan Turner interpuso una demanda civil en el Quinto Juzgado del Crimen de Santiago por el homicidio de Víctor Jara, quedando las investigaciones a cargo del ministro Juan Carlos Urrutia.

A principios de 1979 el tribunal se declaró incompetente, pasando el caso a la Justicia Militar. Sólo unos días más tarde, la Justicia Militar rechazó la remitencia, volviendo el caso al Quinto Juzgado del Crimen de Santiago. Los abogados de Joan solicitaron que se recibieran los testimonios, mediante exhorto internacional, de ex prisioneros que estuvieron detenidos en el Estadio Chile junto a Víctor.

En agosto de 1982 el juez Juan Carlos Urrutia cerró las investigaciones y resolvió que «pese a encontrarse acreditada la existencia del delito, no existen antecedentes suficientes para acusar a determinadas personas como autor, cómplice o encubridor, se sobresee temporalmente la causa». La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó el sobreseimiento y cerró el proceso en junio de 1983.

Transcurridos 15 años desde el cierre, el 16 de agosto de 1999, la familia de Víctor interpuso una nueva querella criminal por los delitos de tortura, homicidio calificado, asociación ilícita genocida y obstrucción a la justicia en contra de Augusto Pinochet y todos los que resulten responsables. Inicialmente las investigaciones estuvieron a cargo del juez Juan Guzmán Tapia pero en octubre de 2002, la Corte de Apelaciones designó como juez con dedicación exclusiva a Juan Carlos Urrutia, mismo juez que recibió la demanda en 1978.

El 6 de diciembre de 2004 fue procesado el teniente coronel del Ejército Mario Manríquez Bravo, autoridad militar encargada del Estadio Chile en 1973. La condena fue sobreseída posteriormente por su fallecimiento.

El 15 mayo de 2008 el juez Juan Fuentes Belmar -nombrado 2005- decidió poner fin a las investigaciones, situación que gatilló la inmediata reacción de los abogados querellantes, quienes exigieron la realización de nuevas diligencias. Mientras la Fundación Víctor Jara organizó la campaña “Justicia para Víctor Jara, Justicia para Chile”. Con la rápida acción de la familia, la campaña de la Fundación Víctor Jara y la firma de cientos de personas se logró la reapertura de la causa.

Posteriormente en mayo de 2009 fue procesado el conscripto José Paredes Márquez, luego que confesara participación en el crimen de Víctor, entregando información sobre los militares que ordenaron y tuvieron participación en el homicidio. En junio de ese mismo año se ordena la exhumación de los restos de Víctor para realizar nuevos peritajes.

 

El 28 de diciembre de 2012, el nuevo ministro de la causa, Miguel Vázquez, procesó en calidad de autores de delito de homicidio calificado en contra de Víctor Jara a los militares: Hugo Sánchez Marmontti, teniente coronel presente en el Estadio Chile durante los primeros días del golpe de Estado, y Pedro Barrientos Núñez, oficial de Ejército acusado por José Paredes Márquez como autor directo del homicidio. Al mismo tiempo, se procesó como cómplices del delito a otros agentes: Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Jorge Smith Gumucio, Juan Jara Quintana y Ernesto Bethke Wulf. Al año siguiente se sumaron los nombres de los oficiales de Ejército Hernán Chacón Soto y Patricio Vásquez Donoso como autores del delito de homicidio; y en calidad de encubridor a Ramón Melo Silva, coronel en retiro del ejército de Chile.

Con fecha 21 de enero del 2013 el ministro Miguel Vázquez solicitó a la Corte Suprema la extradición de Pedro Barrientos desde EE.UU. En septiembre de 2013, la ONG estadounidense defensora de los derechos humanos, CJA (Centro de Justicia y Responsabilidad), interpuso una demanda civil a nombre de Joan Turner y sus hijas, en contra de Pedro Barrientos.

En abril de 2015, la Corte del Estado de Florida, ingresó el caso judicial de Pedro Barrientos para ser juzgado civilmente en EE.UU. En junio de 2016, el ex militar fue juzgado y declarado culpable por tortura y asesinato extrajudicial por la corte de Florida, EE.UU. Por ser un juicio civil, se le condenó al pago de una indemnización monetaria a la familia.

Finalmente, el 29 de junio de 2018, el juez Miguel Vázquez dio por concluidas las investigaciones de la causa y dictó la acusación como autores de homicidio calificado y de secuestro simple de Víctor Jara y Littré Quiroga contra: Hugo Sánchez Marmontti, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana, Hernán Chacón Soto, Patricio Vásquez Donoso, Raúl Jofré González, todos ellos condenados a 15 años y un día de presidio mayor en su grado máximo como autores del delito de homicidio calificado y a 3 años de presidio menor en su grado medio por autores del delito de secuestro simple. Se sumó el nombre de Rolando Melo Silva, condenado a cinco años y un día de presidio mayor en su grado mínimo como encubridor del delito de homicidio calificado y a sesenta días de prisión en su grado máximo como encubridor del delito de secuestro simple.

Roberto Souper Onfray, acusado en primera instancia como autor del homicidio de Víctor Jara, fue sobreseído por mérito de certificado de facultades mentales y Jorge Smith Gumucio fue sobreseído al fallecer.

Pedro Barrientos quedó al margen de este proceso ya que la solicitud de extradición desde EE.UU. aún se encuentra pendiente, a la espera que el Estado chileno agilice las acciones. Mientras, el ex militar se encuentra en libertad y no ha pagado la indemnización impuesta por la corte. El único castigo al cual se encuentra sometido es el rechazo y aislamiento que le han impuesto sus vecinas y vecinos.

Durante julio de 2021 finalizó el período de alegatos y apelaciones presentadas por parte de los perpetradores. Ninguno de los culpables se encuentran cumpliendo condena, lo que deja en evidencia la complejidad de la justicia en términos de violaciones a los derechos humanos y la impunidad a la que se aferran las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad. A casi 50 años del asesinato de Víctor Jara, su familia aún se encuentra a la espera de una sentencia definitiva.

Menú